viernes, 6 de diciembre de 2013

All Around The World

Cuando leáis esto estaré en París, la verdad es que ahora, que aun estoy en Barcelona, tengo ganas de irme, me encanta viajar y más a sitios como la capital francesa.

La parte más divertida de viajar, para mí, es poder pasear por calles nuevas para mi, junto a personas que no me conocen y que, muchas veces, no entienden mi idioma. Aprovecho los viajes para desconectar de todo lo que hay en Barcelona y creo, sinceramente, que viajar es terapéutico.

Viajar ayuda a conocerse a uno mismo y a abrir la mente. En una ciudad extraña, se pueden aprender cosas que no se sospechaban o que se creían imposibles. Eso sí, hay que ser coherentes, es imposible ver todo lo que ofrece una ciudad en cuatro días.

Las escapadas y vacaciones deben tomarse como un lapso de relax, de enriquecimiento para la mente y el espíritu y para tomar distancia de todos los problemas y situaciones que vivimos en el día a día en nuestras ciudades. En ningún caso debemos pretender conocer perfectamente París, Nueva York, Barcelona, Madrid, Londres o cualquier otra ciudad, pasando allí una semana o dos, porque no lo vamos a conseguir.

También hay que priorizar, por ejemplo, yo en estos días en París, no voy a ver el Louvre, pero si hare una visita al Moulin Rouge. ¿Eso significa que no soy una persona “interesante”? Pues  no lo seré… pero creo que, en el poco tiempo que tengo, no vale la pena perder un día entero en un museo del que solo me interesan dos o tres obras, porque, seamos sinceros, al salir de un museo tan grande como este, no recordamos ni la mitad de cuadros que hemos visto, solo los que nos han chocado o gustado más.


Así que, señores, nos vemos a la vuelta de la ciudad de la luz. Bientôt! 

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