viernes, 13 de diciembre de 2013

París.

La semana pasada pase cuatro días en París, la ciudad de la luz.

Cuando llegué al aeropuerto ya era de noche y tuve que salir corriendo hacia el hotel, cambiarme y volver a salir a la calle, tenia entradas para el mítico Moulin Rouge e iba a llegar tarde. Mientras me iba acercando al lugar que había soñado tantas veces pude empezar a ver la arquitectura parisina, sus calles, sus luces, su gente, sus tiendas…

Al salir del mítico cabaret, ya estaba infectado. Me enamore de París.

La mañana siguiente fue otro sueño, la Torre Eiffel. Subí hasta arriba del todo y allí, mi amor por París alcanzo un nivel más, cada vez me gustaba más esa ciudad, recorrí el Sena en barco, vi Notre-Dame, entre en bares, restaurantes, tiendas, compre souvenirs y me enamore de cada calle, cada adoquín y cada tienda a mi paso.

Durante mi estancia, también visite el Arco de Triunfo, las Galeries Lafayette y la zona comercial de la capital, pasee por el barrio de la Opera, Montmatre y me impresione con el Sacré Coeur. Para cuando visite los campos Elíseos, mi amor por París había crecido a niveles que solo ocupaban Nueva York, Londres y Barcelona en mi corazón.


Volví de París enamorado, como ya me pasó con Nueva York y Londres y con la promesa de volver a ver todo aquello que no me dio tiempo a ver, visitar todos los lugares que vi de reojo y, por qué no, planteándome la idea de pasar una temporada allí…

Paris bientôt

viernes, 6 de diciembre de 2013

All Around The World

Cuando leáis esto estaré en París, la verdad es que ahora, que aun estoy en Barcelona, tengo ganas de irme, me encanta viajar y más a sitios como la capital francesa.

La parte más divertida de viajar, para mí, es poder pasear por calles nuevas para mi, junto a personas que no me conocen y que, muchas veces, no entienden mi idioma. Aprovecho los viajes para desconectar de todo lo que hay en Barcelona y creo, sinceramente, que viajar es terapéutico.

Viajar ayuda a conocerse a uno mismo y a abrir la mente. En una ciudad extraña, se pueden aprender cosas que no se sospechaban o que se creían imposibles. Eso sí, hay que ser coherentes, es imposible ver todo lo que ofrece una ciudad en cuatro días.

Las escapadas y vacaciones deben tomarse como un lapso de relax, de enriquecimiento para la mente y el espíritu y para tomar distancia de todos los problemas y situaciones que vivimos en el día a día en nuestras ciudades. En ningún caso debemos pretender conocer perfectamente París, Nueva York, Barcelona, Madrid, Londres o cualquier otra ciudad, pasando allí una semana o dos, porque no lo vamos a conseguir.

También hay que priorizar, por ejemplo, yo en estos días en París, no voy a ver el Louvre, pero si hare una visita al Moulin Rouge. ¿Eso significa que no soy una persona “interesante”? Pues  no lo seré… pero creo que, en el poco tiempo que tengo, no vale la pena perder un día entero en un museo del que solo me interesan dos o tres obras, porque, seamos sinceros, al salir de un museo tan grande como este, no recordamos ni la mitad de cuadros que hemos visto, solo los que nos han chocado o gustado más.


Así que, señores, nos vemos a la vuelta de la ciudad de la luz. Bientôt! 

viernes, 29 de noviembre de 2013

Mártir

Sacrificarse, desde que los cristianos elevaron a los altares a los mártires, es una acción muy venerada en la sociedad, pero, ¿Por qué? ¿Acaso está en la naturaleza humana el sacrificio?

Yo creo que no, creo que el hombre, igual que cualquier otro animal, es egoísta. Este egoísmo, sin embargo, hace años que las sociedades lo han descafeinado para que el conjunto de la humanidad funcione, de ahí es de donde sale el sacrificio, sabemos que, sacrificándonos, protegemos nuestra sociedad y que cumpliremos el sueño de todo humano: vivir eternamente en el recuerdo de todos.

A parte de esa protección, hay algunos que persiguen el reconocimiento: queda muy bien ser el que se sacrifica por el otro a los ojos del resto de la sociedad, así conseguimos reconocimiento y autocompasión y, de algún modo, nos creemos y nos hacen creer que somos mejores, pero, en el fondo, somos igual de egoístas que cualquiera.

El sacrificio, la mayoría de veces, obedece a un deseo de reconocimiento por parte de otros y no a un acto totalmente desinteresado, de hecho, no hay actos desinteresados. ¿Por qué queremos a la gente? Para que ellos nos quieran a nosotros. ¿Por qué protegemos a los demás? Para que ellos nos protejan a nosotros. Un caso aparte son los hijos, los padres dan amor a los hijos sin que estos se lo hayan ganado, sin embargo, los hijos quieren a sus padres si se lo ganan.

En todo esto hay excepciones, yo no creo conocerlas, pero siempre las hay. Supongo que en el mundo habrá alguien que haga las cosas por amor desinteresado a los demás, sin buscar reconocimiento, amor o cualquier otra recompensa… ¿Quién sabe? El mundo es tan grande que puede que si lo haya, lo dudo , porque de esto hay mucha gente que no es consciente, están todas esas personas que son tan generosas que donan dinero a causas benéficas, lo hacen tan desinteresadamente que lo publican en la prensa y lo van predicando por todo lo alto… ¡Que desinteresado por Dios!

Pero tranquilos, no es nada malo este egoísmo emocional, al revés, es lo mejor que se puede hacer porque si uno da y no recibe… Empiezan los problemas.

viernes, 22 de noviembre de 2013

¡Culpable!

La culpa. Sentimiento común pero maldito. Todos, sin excepción, nos sentimos culpables alguna vez, no importa la edad, el sexo ni la condición. La culpa es tan humana como respirar.

El veneno de la culpa se extiende por la mente de una persona inexorablemente, más rápido o más lento, antes o después, pero al final, acaba conquistando la mente y haciendo daño. Nosotros, pobres inocentes, creemos que, pidiendo perdón, el veneno desaparecerá, la niebla de la culpabilidad se disipará y el sol volverá a brillar. Puede que sea así para algunos, pero para otros, la culpa acompaña toda la vida.
Sentirse culpable es una de las peores sensaciones que se pueden experimentar. La culpa se esconde, se camufla, parece que no está, que se ha dormido, incluso se ha ido, pero, en el momento más oportuno, ahí vuelve a estar, como un puñal se va clavando y va destrozando todo a su paso.

Lo más curioso es que es un sentimiento que normalmente, nosotros mismos creamos pero necesitamos la ayuda de los demás para destruir. La infección es autodestructiva, nos va matando y no sabemos qué hacer, podemos pedir perdón, hacer cosas para intentar compensar, regalos, flores… Pero al final, si realmente la sentimos y es profunda, no sirven para nada.

Hasta que alguien nos convence de que, lo que sea que nos produce la culpa, no es realmente culpa nuestra, o que ya no importa, que no nos guarda rencor y que nos perdona, que podemos estar en paz, hasta que no nos dan la cura, la infección no sana. Pero al sanar, llega su hermana, la vergüenza. Compañeras inseparables la culpa y la vergüenza por lo hecho visitan al huésped y ponen huevos.


La vergüenza, sin embargo, no es tan poderosa, y el propio organismo la destruye. Sin contemplaciones destruye la lacra y las crias y así, por fin, vuelve la paz.

viernes, 15 de noviembre de 2013

¿Rencoroso Yo? ¡Si!

Me considero una persona rencorosa, si, sé que es una afirmación un poco extraña, pero, ¿Por qué negar la evidencia?

El rencor no es nada bueno, no nos engañemos, a mí, personalmente me encantaría ser una de esas personas que dicen “No pasa nada” y es cierto que no pasa nada. Pero no, si pasa, ha pasado y, durante un tiempo, está ahí, presente, latente e hiriente.

Yo no sé si vosotros sois o no rencorosos, espero que no lo seáis, pero los que lo sois, como yo, sabréis que, si algo te ha hecho daño, aunque perdones al ejecutor, ese dolor está ahí, un perdón reconforta y gusta, no digo que no, pero a veces, la única forma de dejar que ese dolor pase es esperar. El tiempo cura heridas y hace que todo se ponga en su lugar.

Las personas que sufren nuestro rencor a veces no se dan cuenta de este sentimiento, depende de lo observadoras que sean o de lo que nos conozcan y se lo toman como algo personal, que lo es, no lo voy a negar, pero pasaría igual con otra persona pero intentan, a veces, volver demasiado rápido al momento anterior a la herida. Gran error. Al rencoroso no le gusta el agobio, el rencor pasa, al final siempre pasa, puede tardar más o menos, pero pasa.

El periodo de tiempo en que el rencor esta activo es muy delicado, si el hiriente es demasiado efusivo, puede volverse pesado y hacer que el rencoroso se agobie y tarde más en cicatrizar, pero si pasa olímpicamente, el rencoroso aprende, irremediablemente, a vivir con ese rencor, a convencerse de que ese rencor es lo mejor, a dormir con el rencor, substituir al hiriente por el rencor que este ha producido y así, engañarse a sí mismo.


Desde aquí no apoyo el rencor, simplemente es una sensación normal entre humanos. Hay gente que no lo es, felicidades, pero los que si lo somos, no tenemos porque esconderlo, no es una vergüenza, es una cosa normal. A parte, no todo es negativo, el rencor puede ayudar a ver las cosas desde otra perspectiva y cambiar hábitos que creíamos que eran buenos y no lo son y, no lo voy a negar, para apartar de nuestras vidas a gente que no nos conviene, el rencor es una forma más elegante que la explosión de ira incontrolada y dañina tan normal hoy en día.

viernes, 8 de noviembre de 2013

Llévame

Es curioso cómo, en la vida de una persona, aparecen personas que marcan a uno de un modo o de otro. En ocasiones, esas personas nos marcan para bien, nos hacen sentir mejor, pero también está el caso contrario.

Todos conocemos a alguien que sabemos que tiene poder sobre nosotros, un poder que nosotros mismos le damos y que le permite desbaratar toda nuestra vida en un momento. Estas personas pueden despertar sentimientos muy diversos sobre nosotros y no somos capaces de contenerlos.

Pero, ¿Por qué sucede esto? ¿Es algo permanente? Por lo que he visto, esta influencia se acaba, tarde o temprano la persona se da cuenta de que la situación no le beneficia en ningún aspecto y aprende a ignorar las sensaciones despertadas por la otra persona, aprende a reprimir tanto esa influencia que, al final, no siente el “poder” de la persona.

El origen de esta influencia puede ser muy diverso, pero normalmente responde a una sensación de inferioridad con respecto a esa persona. Se suele pensar, en el fondo, que se es inferior y que, la otra persona, nos dirige porque sabe hacerlo mejor que nosotros mismos. Otra situación es cuando la persona utiliza la pena o los sentimientos que despierta en nosotros para manipularnos, conscientemente o no.


En definitiva, yo recomiendo que, aunque duela, hay que pensar por uno mismo, no hay que dejar que nadie dirija nuestra vida, aunque la situación sea cómoda al principio, ya que, siendo sinceros, si piensan por nosotros, ¿Para qué lo vamos a hacer nosotros? Porque es necesario y, a la larga, sano y muchísimo mejor.

viernes, 1 de noviembre de 2013

Esto Es Halloween!

Hoy es Halloween, o la castanyada, o el día de todos los santos… Bueno, ya sabéis que día es, a mí, personalmente, me gusta la versión mexicana de este día, celebrar la muerte con calaveras pintadas de colores y con una gran fiesta.

El tema del miedo… a mí las películas de miedo, los túneles del terror y de más, sinceramente, no me gustan nada. Las calaveras, los zombies, vampiros, hombres lobo, demonios, murciélagos y calabazas, en mi opinión, están bien pero en clave humorística, no le veo la gracia a ir a un cine para ver una película a través de los dedos de las manos, pasar por un túnel para que te den sustos y pasar un mal rato porque si.

Sin embargo, hay una cosa que si me gusta de Halloween, las películas cómicas inspiradas en esta fiesta, películas como “El retorno de las brujas” que, espero, este año también repitan por televisión como llevan haciendo, por lo menos, diez años y la adorada “Pesadilla antes de Navidad” del genial Tim Burton. Burton es lo máximo de miedo que veo con gusto, lo que pase de la atmosfera de plastilina del genial director, me resulta incomodo.

La tradición catalana de la castanyada también me gusta… ¿A quién no le gusta hincharse a panellets, castañas y boniatos? Y creo que no es incompatible con el americano Halloween, se pueden hacer las dos cosas y creo que esa es la gracia de esta era, la mezcla sin olvidar las costumbres propias de cada lugar. No me gusta mantener las tradiciones rechazando todo lo exterior ni tampoco olvidarlas para substituirlas por algunas extranjeras globalizadas.


En definitiva, no me busquéis en esta fiesta, no estaré en la calle, estaré en casa hinchándome a comer, que además los bonitos y castañas son laxantes, a ver si pierdo unos kilitos.

viernes, 25 de octubre de 2013

Sociabilizar...

He llegado a casa después de una noche de fiesta, un cumpleaños. En la fiesta, como en todo en la vida, uno al principio observa la situación y después actúa. Yo actué, mucho.

Después de la cena, los regalos y las presentaciones (no concia a casi nadie) llego el momento álgido de la noche. La discoteca. Un invitado trajo un equipo y empezó a pinchar temas superantiguos, grupos como Camela, himnos españoles y flamenquito. En ese momento, con todas esas señoras mayores bailando con nosotros, con sus hijas, con los camareros y las copitas que ya empezaban a hacer efecto, sonó “Sobreviviré”, el temazo de Mónica Naranjo. Divisé a mi amiga (la que más conocía en la fiesta y, a partir de la cual conocí a todos los demás) y empezó el espectáculo. Ella y yo, solos en la pista, la familia del cumpleañero y de mi amiga y los demás amigos sacaron sus móviles y empezaron a grabarnos, hicimos un playback de ese himno con baile y todo, no estaba ensayado, no estaba pensado y salió superbien. Al acabar, todo el mundo estaba encantado con nosotros y se animaron a bailar. Fue una noche genial.

¿A qué viene esto? Sencillo. Cuando uno va a un evento así, una fiesta de 18, debe ir con ganas de fiesta y no a sentarse en una silla esperando que sea la hora de irse. Yo, en esa fiesta, no conocía ni a la  mitad de los invitados y pensé: “Hay dos opciones: quedarse en un rincón y morirse de asco o sociabilizar”. 
Sociabilice, a lo mejor demasiado, pero fue un éxito. Lo que yo no soporto es la gente que va a una fiesta a aburrirse, para eso, no vas.


Así que, antes de ir para aburriros, inventaos una excusa, no nos engañemos, todos nos hemos puesto “enfermos”, nos ha surgido una “cena familiar” o hemos tenido cualquier problema ficticio que nos ha impedido ir a ese evento que teníamos tantísimas ganas de ir, tantas que teníamos el traje preparado desde hacía una semana. 

viernes, 18 de octubre de 2013

Lazos De Sangre

La familia, por definición, es el grupo de personas más importantes en la vida de una persona pero, paradójicamente, ese grupo de personas nos viene dado desde nacimiento, exceptuando nuestros hijos o la familia política.

Yo, personalmente, no soporto esa situación, el típico “sois primos, os tenéis que querer” o el “ya, pero es tu madre/padre/tío/tía/hermano/hermana…”. Creo firmemente que el cariño que se le tiene a una persona no depende de lazos de sangre, no creo en lo que se llama la sangre por la sangre.

En mi opinión, cualquier persona que te demuestre un nivel de confianza elevado, que te acompañe en momentos duros, que este allí siempre para lo que sea y por la cual te preocupas y le tienes un cariño que, al no compartir información genética, se ha tenido que ganar, es tu familia.

Mi familia es grande, muy grande, tanto que tengo primos segundos (o sea los hijos de primos de mis padres, no sé si es el termino correcto pero siempre les he llamado así) a los que ni siquiera conozco y otros que, sinceramente, preferiría no conocer. ¿En serio debo sentir cariño por ellos? ¿De verdad tengo que querer a esa gente con la que no comparto absolutamente nada?

No, no creo que deba y no, no me siento mala gente por no sentir aprecio hacia esas personas. Para mí, el hecho de que sean de mi familia, no es más importante que el color de su pelo o el número de pie que calzan. Me da igual.


Para mí, está muy claro quiénes son mi familia, algunos forman parte de mi familia “oficial” y otros no, pero tienen la misma o más importancia en mi vida y, de hecho, creo que deberíamos ser libres para incluir y excluir a las personas que queramos de ese grupo y para aceptarles o no a los que decidan incluirnos en su grupo familiar, un grupo que, al igual que la amistad, debería ser de libre elección y no impuesto.

viernes, 11 de octubre de 2013

Esto es The Hole! Bienvenidos A Mi Agujero!

El día 20 de septiembre a las 21:30 estuve en  el teatro Coliseum. Fui a ver The Hole, un espectáculo que hacía más de un año que estaba en cartel en Madrid y que, ahora, empezaba a girar.

Después de ver videos, entrevistas, documentales y de más, cuando en la página anunciaron que se realizaría en Barcelona corrí a comprar las entradas. Eso fue en abril.

Llegó el gran día y allí nos plantamos mi madre y yo, de negro los dos. Empezó el show con la gran Vinila Von Bismark, a partir de ahí, los Mayordomos, las Supernenas, Pony Loco, La Terremoto de Alcorcón (como maestra de ceremonias), Almon, Super Gold, Dylia, Dúo Flash y Gynoid captaron mi completa atención, sin olvidarnos de Cristóbal.

No voy a describir lo que vi porque no me parece bien y porque creo que hay que verlo para saber lo que es. ¿Incluye desnudos? Si, tanto femeninos como masculinos, pero es más que eso, mucho más.

The Hole representa la vuelta del antiguo cabaret, un espectáculo sarcástico, divertido, provocativo pero sin caer en lo obsceno o vulgar, con grandes dosis de humor y de números que cortan la respiración, acrobacias imposibles, números musicales magistrales, coreografías geniales y todo un elenco maravilloso que, a los que les guste el humor descarado, los que amen el burlesque, el humor y, en general, es espectáculo puro y duro, les va a cautivar como a mí.


Muy recomendable y recordad: Para salir del agujero, hay que entrar en el agujero.

viernes, 4 de octubre de 2013

Pienso... Luego... ¿Existo?

En estas semanas he tenido unos días bastante ajetreado, de hecho, entre la Universidad y compromisos sociales no he parado.

Tengo que confesar una cosa: me encanta la vida social. Puede resultar superficial, pero soy así, no hay más.
En el fondo, tener vida social y estar de nuevo en acción (a nivel de estudios) me va muy bien, no me deja tiempo para pensar. Pensar, en mi opinión, está sobrevalorado.

Por lo menos en mi caso, cuando hay tiempo libre, me dedico a pensar, a pensar en todo y en nada a la vez, pienso y pienso y llego a conclusiones toxicas para mí mismo. El caso contrario es cuando estoy en época escolar y encima tengo compromisos, en esos momentos no me da tiempo a pensar en cosas tan “profundas” y, en consecuencia, soy mucho más feliz.

Los problemas, si uno no piensa en ellos, no es que desaparezcan pero dejan de importar y, poco a poco, se olvidan.

Por propia experiencia puedo afirmar que, si no se piensa, si se actuar mecánicamente o se mantiene a la mente ocupada en cualquier cosa que sea entretenida, uno vive mejor, sin preocuparse por nada y, en definitiva, con mayor calidad.

Esto, por supuesto, no es una postura radical, en ningún caso defiendo ser un descerebrado que se dedica a ir de fiesta sin pensar, no. Me refiero a que es más cómodo mentalmente no cuestionarse cosas muy profundas, hay gente, sin embargo, que siempre se cuestiona estas cosas y les gusta. Olé por ellos.


En serio, no tengo nada en contra de esas personas que siempre se cuestionan temas muy profundos e intensos, simplemente, me aburre. Creo que se puede ser una persona interesante sin comentar todo el tiempo lo infinito que es el universo, lo dura que es la vida, lo bonito o feo que es el amor y demás.

viernes, 27 de septiembre de 2013

Las Raices Son Las Raices

En septiembre se cumplen 16 años desde que empecé en la escuela que, en el mismo mes, se ha convertido en mi “antigua escuela”.

Haciendo balance me he dado cuenta de que, de los que empezamos en P3 juntos, no quedan muchos, algunos se han ido y siguen en contacto y otros se fueron y simplemente desaparecieron completamente.
Yo soy de los que piensan que, el contacto, se pierde si una de las dos partes quiere. Cuando dos personas dejan de hablar, siempre ocurre que una de las dos intenta, sin éxito, reanimar esa relación terminal sabiendo que, al final, por cansancio, por desgaste o por propio orgullo, dejara morir la relación sin el mínimo remordimiento.

Pero, en mi caso, creo que los que quedamos y nos mantenemos en contacto, somos los que tenemos algo de conciencia por los otros y, realmente, sentimos cierto aprecio por los otros. No todos son iguales, algunos de los que siguen en contacto son prácticamente desconocidos que solo se convierten en amigos cuando necesitan algo.

Realmente no me puedo quejar, con todos los que han querido mantener el contacto conmigo tengo una relación muy buena y, la mayoría de las amistades más cercanas que tengo, las conocí ese septiembre de 1997.

Durante estos años, algunos no nos hemos separado aun hasta este año, eso me hace preguntarme: ¿Seguiremos en contacto a partir de este año en el que nos separamos? ¿Se mantendrán las relaciones establecidas hace ya 16 años o simplemente pasaremos a ser desconocidos en un periodo de un año aproximadamente?


Sinceramente, opino que algunos desaparecerán de mi vida en breves, pero, en fin, como decía Marilyn Monroe “Ninguna mujer necesita a un hombre que no la necesite a ella” y yo, aunque no sea mujer, estoy completamente de acuerdo con ella.

viernes, 20 de septiembre de 2013

Miau!

Desde hace unos cuantos meses hay un nuevo miembro en mi familia, un gato de “raza europea y tamaño mediano, con pelo corto color atigrado naranja” como dice en sus papeles (si, los gatos tienen papeles) y que, mientras escribo muerde el cable del ordenador, retoza por mis piernas y me mira atentamente.

Siendo mío (legalmente es de mi hermana pero bueno) no podía llamarse de otra forma: Elvis. En un principio, después de superar la muerte del pastor alemán que me acompañó desde los tres años, yo me opuse a más mascotas y fue mi hermana, con su ímpetu, la que me hizo aceptar y, entre los dos, convencimos a nuestra madre. No nos costó mucho, la verdad.

Tener un gato, teóricamente, no es fácil, pero a la práctica te das cuenta de que no es tan complicado, sobre todo si antes has tenido un perro… Elvis, por sí solo, utiliza la arena para… sus cosas, no araña muebles ni cortinas y es un compañero excelente. Yo paso mucho tiempo con él y nos entendemos muy bien, cuando quiere, dormimos juntos y vemos la tele, jugamos… es un hermano más.

Elvis no solo es bueno con nosotros, tiene una “Tita” con la que juega siempre que viene a visitarlo y, cuando yo quedo con ella, al volver a casa me huele y se queda un rato ahí, oliendo a ella, a parte, gracias a mi cuenta de Instagram y Facebook, tiene bastantes fans, incluso de otros países.

Hay gente que piensa que estoy obsesionado con mi gato… en parte tienen razón, pero es que yo lo veo como un hijo o un hermano pequeño, nunca me deja solo y encima se lleva bien con mi entorno, es perfecto para mí, no pide mucha dedicación, solo un plato de pienso, agua, el rascador, la arena y, de vez en cuando, un yogur a medias.


Desde aquí recomiendo encarecidamente meter un gato en vuestras vidas, pero solo si sois responsables, por favor no lo cojáis y después lo abandonéis, no merecen eso. 

viernes, 13 de septiembre de 2013

Universitarios!

La semana que viene empiezo la universidad. Después de dos años de preparación hice selectividad, me matriculé y empecé a dirigir mi vida hacia un punto más concreto.

No os voy a engañar, la idea de, después de quince años, dejar a todas las personas que he conocido y los lugares donde he pasado la mayor parte de mi vida no me hace mucha gracia, pero a la vez, siento ese cosquilleo del que empieza algo totalmente nuevo.

La universidad es un lugar extraño en el que, cada vez más, uno es simplemente un número y se pueden pasar estos cuatro años de dos formas:

1.     1.  Pasar de todo, dedicarse a aprobar los exámenes con la mayor nota posible y no hacer mucho ruido para pasar desapercibido ese tiempo hasta poder huir hacia el futuro.

2.     2.  Implicarse, desconectar de tu mundo anterior y centrarte en el presente y el futuro, dejar a todos los amigos del instituto, colegio e infancia atrás y avanzar sin remordimientos.

Yo personalmente no creo que escoja ninguna de esas opciones, yo escogeré mi propia opción, la primera exige ser una persona discreta, comedida, que pase desapercibida…. Lo contrario a mí, y la segunda, requiere una personalidad que te permita confiar plenamente en personas que no conoces y una mente que pueda olvidar todo lo vivido y los sentimientos hacia los que fueron compañeros tuyos.

Yo espero conservar parte de las personas que conozco, hay algunas personas que se perfectamente que van a seguir formando parte de mi vida y otras que, sinceramente, no me importaría no volver a ver nunca.

Mi postura es semiconservadora, es decir, quedarse con lo bueno de los dos lados, de la etapa ya pasada sin renunciar a lo bueno que puede haber en la próxima etapa.


Cada uno que elija.

viernes, 6 de septiembre de 2013

Summer Paradise!

¡Hola a todos, he vuelto! Perdón por tanto tiempo pero he estado ocupado y además he hecho un cambio de imagen al blog.

Bueno, en esta entrada hablaré de Menorca, este año he pasado unos días en la isla y, la verdad, me sorprendió. Yo pensaba que Menorca era parecido a Calafell, Barcelona o Ibiza pero no, las pequeñas calas menorquinas en las que uno se puede bañar prácticamente solo, lo pequeña pero a la vez enorme que es la isla y la variedad que ofrece la hace genial.


Por supuesto existen playas que están a reventar como Macarella o su “hermana pequeña” Macarelleta, pero no tienen nada que ver con las playas de la península. Para empezar no son playas en las que uno pueda ir en coche hasta la arena, tienen rocas y vegetación, a las pequeñas calas solo se puede acceder en barco (como hice yo) o caminando por la montaña un buen rato y, la gran diferencia, el agua es completamente cristalina y hay un montón de peces cerca de la zona de baño.


Me resulta gracioso que gente como yo pensemos que, para disfrutar de playas así, hay que volar hasta Punta Cana, Cuba o algún destino parecido, es decir, pasarse doce o catorce horas en un avión recluido y no sabemos que, a solo media hora de avión tenemos Menorca, con sus calas preciosas y su maravillosa gente, como los hippies que viven en las cuevas de las calas, vendiendo sus collares y pulseras hechos a mano.


Así que, la conclusión es que valoremos lo que tenemos, porque es posible que encontremos un paraíso mucho más cerca de lo que creíamos que estaba.

viernes, 21 de junio de 2013

El calor aclara las ideas

Perdón por tardar en escribir, estaba haciendo la famosa selectividad, ahora que por fin se ha acabado, puedo volver a este blog y a hacer mi vida en general.
Bueno, le ha costado pero el verano ya está aquí (menos mal) y con él llega una época que a mí me encanta. En cada verano suelo engordar por lo menos tres kilos por esas comidas extras que hacemos, las bravas, las bebidas… Todo eso se nota al final.
Una cosa curiosa es lo que me cuesta el cambio de ritmo, pasar de horarios marcados a horarios difusos o inexistentes y sobretodo pasar de estar en compañía de tanta gente a no verlos cada día, verlos solo algún día si hay suerte. No nos engañemos, no todos los “Ya quedaremos” son sinceros, a veces no es queriendo, simplemente la gente cambia, hay cosas que no vemos y cosas que creemos que estarán ahí esperando siempre a que a nosotros nos dé la gana ir a buscarlas, pero al llegar, ya se han ido.
En mi opinión, la gente no es estática, todos cambiamos con el tiempo aunque no nos demos cuenta y creemos que son los demás los que cambian y a veces, en un mes, nos damos cuenta de que el que era tan amigo no lo es tanto, el que te quería como un hermano valora muy poco la hermandad o que, en el fondo, no necesitas a esas personas que creías imprescindibles.
Aunque no todo es malo eh! Con la distancia y el tiempo también valoramos más a las personas que nos quieren de verdad y que no nos hablan por hablar ni salen con nosotros por salir, si no que, de verdad, son nuestros amigos y no nos abandonan ni los abandonamos. En otras ocasiones nos acercamos más a gente que pensábamos que no eran tan cercanos o que no merecían tanta atención y descubrimos nuevas amistades que nos cambian la vida.
En definitiva, aparte de para engordar y para pasarlo bien, el verano es una época en que podemos poner en orden nuestras ideas, aprender a valorar lo que tenemos y expulsar de nuestra vida a aquellos que no se merecen formar parte de ella.

viernes, 10 de mayo de 2013

13!

Pocas veces en la vida se conoce a alguien con quien conectes desde pequeños y esa conexión dure, por lo menos 15 años. Bien, a mi me ha pasado, esta entrada va dedicada a una amiga mía, bueno, amiga no, amiga se queda corto.
Esta chica y yo nos conocimos en la educación infantil, con tres años. Poco a poco nos fuimos acercando hasta llegar a ser íntimos. Éramos inseparables, íbamos juntos a todo lo posible, nunca nos separábamos más de 48 horas (un fin de semana) y, de hecho, muchas cosas que he hecho y soy, son gracias a ella.
En un claro ejemplo de falta de madurez y en un estado que no era sano para mí ni para ella, un día nos distanciamos, mucho, demasiado y yo, con mi carácter extremista, decido cortar toda comunicación con ella. El mayor error de mi vida.
Casi un año después de ese momento, empezamos a volver a tener comunicación, hablamos más, incluso nos contábamos cosas, no como antes, pero más o menos. Ahí quedó todo hasta hace relativamente poco.
Nuestra verdadera nueva unión volvió de manos de una crisis, aunque suene mal, es así. El sentimiento de fraternidad volvió, me sentí en la obligación moral de ayudarla a superarlo y así lo hice, no sé si con acierto o no, le aconseje como a todos mis amigos, la ayude y volvió todo a su cauce.
Al poco tiempo, otra crisis, lloré con ella, la volví a ayudar y superó el bache. Todo volvió a la normalidad. En ese momento, nuestra amistad se afianzo mucho más pero no llegaba a ser como fue en un tiempo anterior.
Hace poco llegó la ruptura definitiva que nos ha unido no como antes, mejor. En la actualidad tenemos una amistad fuerte y solida que se confirma a cada segundo, con cada mirada y, por mi parte, mejor que antes en todos los sentidos.
Esta entrada es para demostrar que, a veces, no es culpa de los demás lo que nos pasa, si no nuestra, que no son los demás los que tienen que cambiar, si no nosotros y que, a veces, cuando creemos que una cosa se ha acabado simplemente tenemos que distanciarnos para volver con más fuerza al tiempo. También demuestra que, aunque creamos que hemos “superado” algo, si eso no es malo, si no que es algo profundo y sincero, cinco minutos pueden destrozar el trabajo mental de seis meses, una sonrisa puede curar mil lágrimas y un abrazo, diez noches de depresión.
Yo me equivoqué y por eso le dedico esta entrada.

viernes, 3 de mayo de 2013

Daddy's Back Bitches! And He's Been In London!

Primero de todo, perdón por tardar tanto en volver a publicar, tiene una explicación, perdí la contraseña de acceso a mi Blogger, tranquilos, la he recuperado.
Bueno, prometí a dos amigos hacer una entrada sobre Londres. Fui a Londres en semana santa, estuve cuatro días, y basándome en lo que vi, escribo estas palabras.
Aunque puede parecer que los ingleses son raros, diferentes o, incluso estúpidos, a mí, su mundo, su isla, su cultura, me fascinan. El hecho de que sean tan diferentes y estén tan orgullosos de ello les convierte en un ejemplo a seguir. Son raros, si, son diferentes al resto de Europa, si, pero ¡les da igual!
Londres en si es una ciudad fascinante, a mi me encantó desde que aterrizó el avión y vi todos esos campos verdes y esas casitas de la periferia tan monas, con sus tejados marrón rojizo y esas puertas de madera. Pero hablemos del centro, Picadilly Circus, ahí está la zona más turística, con tiendas de souvenirs, boutiques de moda, luces de colores, neones, restaurantes…. Un paraíso.
Como adicto a las compras, Camden Town me encantó, hay muchísimos artículos que en una tienda normal no se encontrarían ni por casualidad y, algo que me sorprendió, se puede regatear el precio con el hindú de turno propietario de la tienda. A parte, como ciudad de contrastes, Londres también tiene Harrod’s, el Corte Inglés del lujo por antonomasia, se puede encontrar prácticamente todas las grandes firmas de moda, por supuesto no está al alcance de todo el mundo, pero vale la pena hacerse los dientes largos con alguna creación de Alexander McQueen, Stella McCartney y de más firmas inglesas no disponibles en Barcelona (Stella ha abierto recientemente una boutique en Barcelona pero no la tengo localizada, si sabéis donde esta, ¡Decídmelo por Dios!)
En resumen, Londres es una ciudad maravillosa en la que no me importaría vivir una temporada y a la que, definitivamente, voy a volver.
God Save London!